Cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo en este lugar, es un recordatorio latente de mi objetivo, de mi razón de ser, y es que para esto nací, para esto g estoy educando, para ser lo que quiero ser, para decir al mundo lo que soy, lo que siento; por medio de mis palabras, mis escritos, mi voz, mi cuerpo, cada día en esta escuela es un recordatorio de que mi preparación no es solo para un año después de mi salida si no para toda la vida, para emprender el vuelo y salir del capullo en donde estoy protegida.
Cada clase, cada profesor, cada tarea, cada blog me recuerda que un día estaré sola sin nadie a quien acudir para una aclaración, así que por el momento tengo que aprovechar cada segundo de la clase, exprimir al maestro, aprovecharlo por que dentro de muy poco me encontraré sola en mundo lleno de fieras voraces que se aprovechan de los lindos corderitos.
Así que no te aburras de la clase de cuatro horas o del bla, bla, bla, (según tu) del profesor, que cuado estés a un paso de dar ese gran paso (no solo la graduación) sentirás lo que yo ahora siento, querrás recorrer esos años y volver a comenzar o le dirás a tu coordinador que habrá un nuevo año, pero no pasará tendrás que aceptar tu cruda y cruel realidad: ya creciste.
