• Blockquote

    Mauris eu wisi. Ut ante ui, aliquet neccon non, accumsan sit amet, lectus. Mauris et mauris duis sed assa id mauris.

  • Duis non justo nec auge

    Mauris eu wisi. Ut ante ui, aliquet neccon non, accumsan sit amet, lectus. Mauris et mauris duis sed assa id mauris.

  • Vicaris Vacanti Vestibulum

    Mauris eu wisi. Ut ante ui, aliquet neccon non, accumsan sit amet, lectus. Mauris et mauris duis sed assa id mauris.

  • Vicaris Vacanti Vestibulum

    Mauris eu wisi. Ut ante ui, aliquet neccon non, accumsan sit amet, lectus. Mauris et mauris duis sed assa id mauris.

  • Vicaris Vacanti Vestibulum

    Mauris eu wisi. Ut ante ui, aliquet neccon non, accumsan sit amet, lectus. Mauris et mauris duis sed assa id mauris.

La historia no contada

2 de marzo de 2009
Me casé cuando a penas era una adolescente recién salida de la pubertad, mi cuerpo aún notaba cambios, tan sólo tenía 15 años, para mí era el amor de mi vida, no había nadie mejor que él.
Él juraba que me amaba y me amaría hasta la eternidad, por supuesto que mis padres y sus padres no estaban de acuerdo, para ellos el amor que nos sostenía no era suficiente para formar el hogar que anhelábamos los dos.
Nuestras familias se conocían desde que él y yo éramos unos escuincles que preparaban pasteles de lodo y un campamento militar con sábanas y cobijas que robábamos en cualquier descuido de nuestras madres.Los domingos íbamos a misa y al regresar que suculentas comidas preparaba mi madre, eran las mejores del pueblo, a cuál más quería probarlas.
Nuestro amor surgió cuatro años atrás de la boda, cuando él tenía 12 años y yo uno menos, mientras estábamos en la sala de su casa, tratando de resolver uno de esos problemas de matemáticas que tanto le gustan, me miró a los ojos y después me dijo lo hermosa que le parecía, yo no supe que decir, sólo sentí el calor de mi rostro y supuse que estaba roja como un jitomate recién cortado. No le dije nada, sólo continué con la tarea, después de acabar con aquellos problemas,hubo un silencio que para mí duró una eternidad, me miró nuevamente y me dijo, que era verdad, que nunca se había dado cuenta de lo bella que era. No sabía que decir, esas cosas no se dicen entre amigos, para mí el había sido sólo el niño de los campamentos militares y los pasteles de lodo, estaba anonadada con semejante confesión, ¿qué hacía?, solo atiné a decirle que él también era un muchachito muy lindo.
Después de ahí no lo volví a ver por más de dos meses. Sólo en las clases pero trataba de esquivarlo, ya no iba a su casa a tomar refresco, tampoco hacía equipos con él, trataba de no estar cerca de él, me daba pena, quizá por que comenzaba a sentir algo más que la amistad que nos había unido por más de 10 años.
Por fin un día decidió ir a mi casa y me convenció de ir a dar una vuelta, aún recuerdo que nos sentamos en la tercera banca del parque de lado de las nieves que los domingos comprabámos, una para los dos para ahorrar y disfrutarla más,él me dijo que cada día sin mí era muy feo, que pasaba las noches pensando solo en mí, ahora se me hace tan cursi, pero para ese momento era lo mejor que una niña de 1,50 cm de altura le dijeran. No dije nada, sólo lo escuché por dos minutos, hasta que lo interrumpí y me acerqué a él, y como lo había visto en las novelas, le di un beso, creo que no salió tan mal, al menos no me lo dijo.
A partir de ahí, comenzó lo que nuestros padres nombraron como la pareja perfecta. Todo marchaba bien, hasta que cursábamos el último año de secundaria, y nos dimos cuenta que no podíamos vivir más de 3 metros de distancia y surgió la idea del matrimonio, para mi fue lo mejor que se le había ocurrido a él, dos personas que se amaban, por fin se unirían y formarían el hogar perfecto. sólo teníamos un inconveniente, la escuela, total estábamos en el último año de secundaria, podríamos seguir la prepa casados y nos apoyaríamos mutuamente, a los dos nos encantaba estudiar y ambos sonábamos con salir de ese pueblo e ir a la capital para hacer nuestra carrera, que casualmente era la misma. Todo estaba planeado, la boda sería depués de la clausura de curso, en Julio. El domingo se lo diríamos a nuestros padres, apenas era lunes...
La semana pasó tan lenta que parecía que nunca llegaría el domingo. Por fin era domingo. Me puse mi mejor vestido, y esperé a que él llegara por mí, para ir a misa, como ya era la tradición de ambas familias, la noticia la daríamos durante la comida.
A la hora de la comida, él se pusó de pie y con voz de hombre dijo:
-señores, les tenemos un anuncio- me tomó de la mano, y continuó -nos casaremos en Julio-
Hubo un gran silencio, nadie decía nada, solo nos miraban fijamente. Lo único que atiné a decir fue: -no estoy embarazada- no ha pasado nada.
La calma llegó poco a poco, les costó aceptarlo pero 5 meses después la boda se estaba realizando, fue muy bonita, como ambos lo habíamos soñado desde novios. Por supuesto que los chismes no tardaron en aparecer, pero eso nos nos afectó.
Nuestro primer año de casado fue lo mejor de lo mejor, aprendimos cosas, detestamos cosas, nos conocimos más. La escuela jamás la descuidamos, las mejores notas nos pertencían aún.
Pero en el segundo año de casados, algo pasó, no creo que el amor se haya acabado, eso no se acaba así como así. Creimos que con la llegada de un hijo las cosas mejorarían, no fue así.
La llegada de Jorgito trajo más problemas, el amor que un día pensamos que nos iba a durar toda la vida, se esocondió por completo, él nunca me trató mal, sólo dejó de ser el hombre lindo, detallista y delicado con el que me había casado.
al tercer año, esto ya no podía seguir, a duras penas terminamos la prepa, las notas eran buenas. Mi madre cuidaba a mi hijo mientras íbamos a la prepa.
Nuestro sueño de ir a la capital a estudiar la misma carrera, no fue más que eso, sólo un sueño, pues él se fue, sin mí, yo tomé también mi camino, escogí otra ciudad para estudiar, otra carrera. El divorcio fue lo mejor que nos pudo pasar. Nuestro hijo está bien cuidado, sus cuatro abuelos lo adoran y son mucho mejor que él y yo como padres. Lo vea cada vez que voy de vacaciones, él sólo le manda dinero. Ahora somos adultos, y cada quien ha ido por rumbos diferentes. Él tiene un excelente trabajo en la capital en una de la empresas más poderosas del país. Lo he visto dos veces desde entonces, en navidad y cuando nuestro hijo se enfermó gravemente.
Cada vez que nos vemos confirmamos que fue lo mejor que pudimos hacer, fuimos parte de un cliclo que pasó y quedó atrás.
Lo único que queda de aquél matrimonio que juraba ser la pareja perfecta, es Jorgito, nuestro hijo, de 7 años, grande y fuerte como su padre, con mis ojos y mi belleza, es la adoración de sus abuelos. Un hijo que no debió de haber padecido la separación de sus padres, pero que día a día es recompensado por el gran amor de cuatro amantes hombres.

Yo estoy sola.
Él también.